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Contra el bullying, todo menos la indiferencia

Este jueves se celebra el Día Internacional contra la Violencia, el Bullying y el Ciberacoso. Un drama que viven millones de chicos y que requiere un compromiso de todos.

31/10/2022 20:52

Actualizado al 31/10/2022 20:52

Seis de cada diez alumnos argentinos dicen haber visto en la escuela situaciones de bullying o discriminación por alguna característica personal o familiar de un compañero, ya sea por religión, orientación sexual, nacionalidad, etnia o característica física. Lo afirman desde estudiantes que van a la primaria hasta los de la secundaria. El dato surge de las pruebas Aprender, que tienen un capítulo sobre el “clima escolar”, pero hay otros estudios que dan cifras similares.

Este jueves, primero en el mes de noviembre, se celebrará el Día Internacional contra la Violencia, el Bullying y el Ciberacoso, establecido por la Unesco para sensibilizar a alumnos, padres, docentes, autoridades educativas y diversos sectores de la sociedad (incluido el de la tecnología) sobre este drama que viven millones de chicos en todo el mundo.

El impacto personal y emocional de este flagelo ya de por sí es suficientemente preocupante como para pensar en la necesidad de una política pública que busque llevar algún alivio. Aunque no debe dejar de considerarse el impacto educativo que el acoso escolar provoca.

Un informe del Observatorio Argentinos por la Educación analizó el rendimiento de los alumnos argentinos en las pruebas internacionales PISA, según la calidad de la convivencia escolar. Ahí se observa que aquellos estudiantes que nunca sufrieron violencia física obtuvieron, en promedio, 394 puntos en Matemática mientras que los que fueron acosados una o más veces por semana sacaron solo 353 puntos. La diferencia es de 41 puntos, un valor que -para los especialistas- equivale a un año escolar entero.

La idea de establecer un “Día Internacional de…” apunta a que todos tomemos conciencia de un problema. Y, en este caso, qué se puede hacer para reducir el sufrimiento de los chicos hostigados.

No hay magia, es cuestión de sumar voluntades. Desde pedir que la escuela tenga un protocolo institucional para el acoso escolar, en el que todos sepamos cómo prevenir, detectar e intervenir ante estas situaciones, hasta que haya docentes especializados en cada escuela a los que los alumnos puedan acudir. Los padres también debemos revisar conductas y evitar las humillaciones cotidianas, situaciones en las que muchas veces están involucrados los mismos chicos.

El problema es complejo y urgente, y se pueden buscar todo tipo de soluciones. Todo suma, menos la indiferencia.

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