Si en las últimas décadas el mundo viró del capitalismo productivo al capitalismo financiero, el fútbol argentino está mostrando ese cambio en las camisetas de los clubes que juegan la Liga Profesional (y también el Ascenso). En poco tiempo, en el frente o en el dorso de las casacas asomaron bancos tradicionales, bancos digitales, financieras, prestamistas y plataformas de criptomonedas.
Hay 13 equipos de Primera –casi la mitad– que tienen como principales patrocinadores a compañías vinculadas a servicios financieros. El Banco Macro, propiedad de la familia Brito, del presidente de River, desde hace años aparece en la camiseta de Tigre, un viejo acuerdo que el fallecido Jorge Horacio Brito había firmado con su amigo Sergio Massa para apoyar económicamente al club. Tigre ascendió, descendió y volvió a ascender, y Macro permaneció.
Pero el banco privado con la red de sucursales más extensa del país ahora también promociona el auge del fútbol cordobés. Quizás para contrastar con Talleres, que luce desde hace años un espónsor bancario –primero BBVA, ahora ICBC–, Belgrano e Instituto tienen ahora el Macro en su pecho. A los cordobeses y Tigre se le suma Central Córdoba, que lleva en su camiseta al Banco de Santiago del Estero.
San Lorenzo también tiene un banco desde principios de este año, pero a diferencia de Macro, no tiene sucursales. Se trata de Brubank, el banco digital más grande de la Argentina, con casi tres millones de clientes y pionero en pagos con QR y Apple Pay en el país. Después de un tiempo sin espónsor en la camiseta, el Ciclón anunció el acuerdo para todo 2023.
En el barrio vecino, Huracán y el exchange decrypto sellaron un acuerdo de patrocinio en 2021 que marcó un hito: fue la primera plataforma de criptomonedas en firmar con un club de Primera. La alianza habilitaba a que el plantel y el cuerpo técnico tengan la opción de cobrar sus honorarios en criptomonedas a través de la plataforma.
Hasta aquí, nada pareciera fuera de lo habitual. Algunas novedades propias de la digitalización de la vida cotidiana, además de bancos privados y municipales. Pero lo novedoso –y quizás para activar alguna alerta temprana– sucede con compañías más pequeñas, a veces más opacas, que de repente arriban no a uno, sino a varios clubes. El caso de Sur Finanzas se volvió notorio por el escándalo que se generó en Racing esta semana, cuando el periodista Leandro Adonio Belli, director del medio partidario Racingmaniacos, publicó que la financiera había llegado a un preacuerdo con Racing para convertirse en main sponsor a cambio de US$ 1.200.000. Todo se agravó cuando Adonio Belli advirtió que uno de los supuestos accionistas de la compañía era Raúl “Huevo” Escobar, el exjefe de la barra brava de Racing.
En apenas más de un año, Sur Finanzas Group SA nació y apareció como patrocinante principal en las camisetas de Banfield –su presidente, Eduardo Spinosa, fue mencionado como otro supuesto accionista– y Platense. El sur y el norte del Conurbano. El oeste lo cubrió en el dorsal de la camiseta de Deportivo Morón con Sur Cambio, una empresa subsidiaria. Y completó el tablero geográfico en la Ciudad de Buenos Aires cuando asomó en el frente de Barracas Central y de Atlanta. Un crecimiento tan veloz como dudoso, que el supuesto dueño de la compañía –Ariel Vallejos– se lo atribuyó a que dirigen sus préstamos a “clubes de fútbol” y gozan del padrinazgo del presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia.
Rapicuotas también creció, aunque no lo hizo a la velocidad de Sur Finanzas. La empresa que ofrece “el préstamo más rápido del mundo” empezó en Gimnasia y Esgrima La Plata, la ciudad donde se creó; luego apareció en Defensa y Justicia; y desde enero de 2022 también en la camiseta de Atlético Tucumán. En el país de la timba, los negocios del fútbol –en sus distintas variantes– no le escapan a esa realidad.
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